Mientras el dinero fluía gracias a
Blancanieves y los siete enanos, Walt Disney resistía a la demanda de los
distribuidores “¡Danos más enanos!” Haciendo uso de su prosperidad empezó a pensar
en nuevos largometrajes animados. Pinocho sería la siguiente. Entonces ya una
historia internacionalmente conocida, llena de aventuras y personajes de donde
escoger, los animadores no tendrían problema en hacer algo increíble.
Después de seis meses de trabajo, Disney
detuvo la producción. No estaba funcionando. Los personajes no eran entrañables,
y el propio Pinocho, un autómata sin expresión, hacia maldades con una candidez
aterrante. Pinocho fue rediseñado para ser más redondo y parecido a un niño. Su
naturaleza fue alterada para que solo hiciera cosas malas cuando estuviera
cerca de malas influencias. Y, para que siempre estuviera acompañado de alguien
carismático, se hizo de Pepe Grillo una
estrella que enamoraría a las audiencias. Haciendo uso de la tecnología desarrollada
por Blancanieves y los siete enanos, Disney estaba decidido a crear algo igual
o más grande.
Para que las audiencias quedaran
satisfechas con Pinocho, era necesario crear un clímax igual de estresante que
la persecución de la Bruja, y esta sería la secuencia en la que Monstro, la
ballena persigue a Pinocho, Gepetto, Fígaro , Cleo y Pepe. Cuando la película se
estreno en 1940, fue aclamada por los críticos por el uso de las técnicas de animación,
pero le faltaba el corazón y el atractivo de Blancanieves y no le fue bien en
taquilla.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial
en Europa el 45% del mercado que tendría la película desapareció. Habría que
pensar en una forma de rescatar esta nueva forma de entretenimiento.
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