El Caldero Mágico fue la película animada
más complicada hasta su tiempo. De hermosa factura aunque con una historia que
no funcionaba. Aunque hizo avanzar el arte de la animación, carecía de una
historia fuerte, de emoción y de personajes entrañables. La primer tercera
parte de la película funciona muy bien, hasta que conocen a unas criaturas
mitad hada y mitad duende en la cueva y la historia deja de ir a ningún lado.
“El Caldero Mágico fue un intento admirable
pero una idea mal guiada” diría más tarde Jeffrey Katzenberg, fundador de
DreamWorks y entonces director de Disney Pictures. La idea de hacer una
película oscura para las audiencias adultas alejo a los niños y además
traicionó al niño interior al que apelan las películas Disney. El fracaso de
esta película provocó que los animadores fueran movidos del icónico estudio de
Walt a una bodega en Glendale, dos millas lejos. Glen Keane recuerda que con
esa mudanza se fue la tradición pues ya no podían recurrir al material de las
películas pasadas para inspirarse, no había ventanas ni arboles a los cuales
mirar ni ardillas.
Aun así, las dificultades que enfrento
Disney Animation en Glendale los motivaron para hacer cosas grandiosas y volver
algún día a Burbank. John Musker recuerda que había la sensación en los
ejecutivos de que esas películas ya no funcionaban, ante el éxito de Star Wars
y los filmes de Spielberg, y aunque había talento para hacer una Blancanieves o
un Pinocho, no había permiso para hacer algo así.
Ron Clements recuerda que había un estigma
de que Disney era para niños y aunque ellos estaban en sus veintes, personas de
su generación ya ni siquiera sabían que Disney seguía haciendo películas
animadas. Habría que hacer algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario