martes, 3 de julio de 2012

Especial: "75 años de magia: la locura de Disney"


Mientras Blancanieves llegaba a su tercer año de producción, los costos continuaban aumentando y los banqueros del estudio estaban muy preocupados. El mundo cinematográfico debatía si las audiencias realmente se sentarían por 80 minutos a ver caricaturas o si este era el fin del estudio Disney. Todos llamaban al proyecto “la locura de Disney”. Mientras tanto Walt no descansaba, nada escapaba de su escrutinio. El estaba decidido a hacer algo revolucionario.

La música, en la mente de Walt, seria definitiva para el éxito de la película. Además de audicionar cantantes para los papeles principales, él utilizaba su oído experto en identificar que música le gustaría al público. Disney rechazo las primeras canciones, pues pensaba que estas debían estar entrelazadas con la historia de manera que no pareciera que un personaje empezaba a cantar de la nada. Mientras tanto, el estudio trabajaba furiosamente para terminar la película a tiempo para estrenarse en la Navidad de 1937. Cuando Walt vio el filme completo, se dio cuenta que la animación del príncipe temblaba a momentos. Roy Disney se negó a financiar el arreglo y así el Príncipe tiembla hasta hoy en día.
Blancanieves y los siete enanos triunfo más allá de los sueños de Walt. Los críticos la elevaron a los cielos y fue la película más taquillera de 1938, recaudando 8 millones de dólares en una época en que los boletos costaban 23 centavos y 10 para los niños. Tapándole la boca a los críticos pesimistas, las audiencias temblaban con la terrible Bruja, se reían con los enanos y lloraban durante el final de la película.

Con el lanzamiento de Blancanieves, Walt por fin tenía el crédito y el talento para lanzar el arte de la animación a alturas desconocidas. 

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